Al Hombro

Trabajo para el Centro de Historia de Santa Fe de Antioquia

Ser Nazareno en la ciudad madre no es solo una tradición.¿Qué es ser Nazareno? ¿Por qué es tan importante en esta ciudad? ¿Por qué los niños quieren cargar? Porque no solo es un peso que se lleva y se desfila durante una semana. Así pues, quisiera que comprendieran  todo lo que hay detrás de este tema nazareno.

En Semana Santa los Nazarenos o cargueros tienen sus rostros cubiertos con un capirote, según Wikipedia: “Se llama capirote a un sombrero alto de forma cónica. Históricamente se ha utilizado con diversos propósitos pero en la actualidad se usa como parte de los trajes de los cofrades que procesional en la Semana Santa española”. Todos los años siempre hay un turista que pregunta: ¿por qué se tapan el rostro, pues en muchas semanas santas de Colombia no lo hacen? La respuesta siempre es variada y no falta quien hable del Ku Klux Klan. Nada más alejado de la realidad. Entonces, cómo explicar que fueron los españoles los que nos enseñaron todas esas tradiciones de Semana Santa, que la religión católica nos da los parámetros de cómo debe ser cada cosa, que existe una corporación que obliga a que estén tapados o que simplemente son muy feos los cargueros y se vería mal el paso. Es parte de un ornamento y que su significado esta más asociado a la persecución, puesto que al estar cubiertos no sabrían quién es ese personaje que se influencia con el cristianismo. Lo interpreto, como Nazareno desde hace más de 20 años, como una forma de realizar una penitencia, no es para que me vean, es algo personal y no soy el protagonista.

Ser Nazareno es sentir un poco el sufrimiento que vivió el señor en la cruz, ser parte de una tradición viva que pasa a través de generaciones, es llevar la pasión de una forma más espiritual y personal. ¿Qué es no ser Nazareno? Solo salir a cargar para que lo vean, ser protagonista y no sentir la fe.

El Cristo del Calvario es el paso de la Semana Santa más antiguo. El Cristo es de escuela española, escultura de madera policromada, de tres metros 17 cm por un metro cincuenta cm con la cruz. Es de finales del siglo XVII traído por el cura Francisco José Laserna y Palacio, junto con las imágenes de la Soledad, San juan y la Magdalena. Gustavo vives Mejía escribe: “Es excepción a una regla: un buen cristo con mucha sangre. Su rostro refleja toda la serenidad de la muerte”.

El Cristo que desfila es una copia que se realizó en el 2011, pues al percibir el deterioro de la imagen se pensó en reemplazarlo. Las conclusiones de los expertos en patrimonio eran contundentes: no se podía sacar más en las procesiones y si decidíamos restaurarlo sería muy costoso y con mayor razón no se podría volver a sacar y se debía dejar exhibido bajo condiciones muy extremas de conservación.

Los nazarenos del Cristo con el apoyo del mayordomo y la familia Herrón empezamos la tarea de buscar al artista que pudiera realizar la copia fiel de esta imponente imagen. Después de la visita de distintos artistas y variadas cotizaciones encontramos al tallador, escultor y pintor Juan Ciro, quien a lo largo de un año, bajo la supervisión de 10 cargueros, logro tallar la obra en un 90% de similitud con el original. Uno de los supervisores de obra, el cual siempre con sus bendiciones iluminaba a Juan Ciro, fue monseñor Pardo, el facilitó y ayudó a que diferentes locales sirvieran de taller provisional para tallar el Cristo. El seminario y los museos pudieron tener la oportunidad de ver como de un tronco de madera traído del choco poco a poco iba tomando forma. Como dato curioso Juan Ciro, en uno de sus descuidos, tuvo que tallar una tercera mano, pues había hecho dos manos derechas. Los nazarenos del cristo querían que fuera todo un artista el que realizara la obra y sí que era un artista, qué artista, leía libros al revés, no le gustaba mucho el baño, sabia de todo y de toda clase de temas, era un bohemio, manejaba diferentes idiomas, pero siempre con una sonrisa, duraba horas mirando el cristo y decía que trabajaba más cuando no estaba haciendo nada. 

Una obra, que se realizaría en dos meses, duro un año, el costo 10 millones, que creo simplemente los disfrutó durante su estadía en Santa Fe de Antioquia, pues cada mes pedía adelantos, a pesar de que la comida y hospedaje lo tenía cubierto por nosotros y personas de buen corazón que lo apoyaron.

Juan Ciro ya venía con sus vicios de Medellín…. Pero acá tomo la candela, se bañó en el cauca, conoció santafereña y estoy seguro que lo pico un alacrán. Después de terminar la obra ya era una figura pública de la ciudad y ya no se quería ir. Atravesó muchas crisis por culpa del trago y otras cosas, pero siempre se levantó. Desafortunadamente en alguna ocasión dijo o hizo algo a la persona equivocada y le dieron media hora para que se marchara de Santa Fe de Antioquia. Una persona con sus múltiples capacidades, pero el vicio pudo con él. El cristo cuenta con un anda, fue Reformada en el 2014 por unas tallas en madera de adorno floral, del maestro juan Ciro. En estos momentos es habitante de calle en Medellín.

El Calvario en la actualidad tiene el cristo a su lado izquierdo un San Juan de escuela quiteña del siglo XVIII, en madera con mascarilla de plomo, policromado y con solo un metro sesenta de altura. La imagen es el rostro joven con expresión doliente. Al lado derecho durante muchos años estuvo la Magdalena y luego cambió por la Soledad, pero hasta el año 2018, puesto que este año salió por primera vez una copia de esta imagen tallada en Quito Ecuador con las mismas facciones de la original.

El Calvario sale de la catedral basílica a las 8 pm acompañado de alumbrantes, que son los niños con túnicas y capirotes blancos con velas (cabe anotar que esta tradición de los niños con capirotes lleva más de 25 años, la cual la iniciamos mi compañero de carguío,  actual mayordomo, y yo). Luego, las autoridades del municipio, la bandera de la reseña, fondo negro y cruz roja, la cual la llevaba en mi época el doctor German Herrón, se la pasó a su hijo Luis German Herrón. Siempre custodiado por carabineros en cada esquina del anda.

Abro un paréntesis para contar lo que el Doctor Herrón fue para el Cristo. El apasionado de la Semana Santa durante muchos años, cargó el Cristo y luego se convirtió en mayordomo, algunos de sus compañeros de carguío fueron Saúl Lastra, Hernán rivera y Leopoldo Alcaraz y  mi padre, quien en el año 1998 me dejo esta herencia de Nazareno o me dejo el barrote.

El Doctor Germán obtuvo la mayordomía de manos del doctor Arturo Velásquez. Fue uno de los primeros en adornar los pasos con flores al llenar un tapete de claveles rojos y un hermoso ramillete de orquídeas al pie del Cristo, pues los otros pasos eran adornados con maíz y una que otra flor de la zona como son las heliconias. El color rojo era sabido por su espíritu liberal. Él se esmeró por someter al Cristo a una restauración en la ciudad de Bogotá en el año de 1985. Consiguió los medios para dicha tarea, pero el problema era el traslado, puesto que decía que si lo enviaba por avión y este se caía, no quedaba ni un rastro del Cristo, pero si lo enviaba en camión y se volteaba alguna cosita se recuperaría. A pesar de todo, si fue enviado en avión y los rumores de los recursos para la restauración eran falsos, pues decían que se hizo una rifa de un revolver para recoger fondos. Estando en Bogotá, casualmente en el mismo taller de restauración, estaba el Cristo de Popayán. Por primera vez estaban juntos, y fue muy grata la sorpresa, al compararlos descubrieron la formidable pieza escultórica con la que contaba la ciudad madre, pues anatómicamente nuestro Cristo es perfecto.

Paso del Camarín izquierdo al principal

Al traerlo de nuevo a la ciudad se mandó bajar la virgen de la Inmaculada Concepción que estaba en el camarín principal y llevarla a un lateral por orden del Obispo Eladio Acosta por la reforma de Juan XXIII, puesto que el Cristo debería ocupar este privilegiado puesto. Desafortunadamente, después de tener la obra en Santa Fe de Antioquia seguía el paso de volverlo a colocar en la cruz, pues el Cristo fue enguacalado sin ella. Cuando se instaló de nuevo sufrió una mínima abertura en el pecho, no paso a mayores, pero si se detalla se verá desde el cuello al ombligo. Como caso curioso la copia que mandamos hacer, cuando estaba terminado de tallar el pecho, se le abrió una grieta del mismo tamaño que el del original, es como que la copia quería ser tan parecida que hasta en los errores se logró.

Cierro el paréntesis del doctor German Herrón con uno de los secretos de los nazarenos:

 ¿Tomar licor para cargar?

 El doctor German contaba que un día llego un carguero llamado Eligio Escobar que supuestamente por borracho no se le permitió que cargara el Cristo, una imagen que con San Juan y la Magdalena que pesaba aproximadamente más de cuatrocientos  kilos, cargarlo entre cinco personas con procesiones de dos horas a las tres de tarde cuando el sol era más fuerte, era una tarea muy difícil. Pero él se mantuvo y así fue como salió la procesión. Cada jueves santo a eso de las ocho de la noche, un carguero de la Virgen de la Amargura, recuerda con nostalgia y con vos de rabia, que ese barrote le pertenecía a su papa don Eligio, que él era el heredero, simplemente guardamos silencio y él tranquilo se va. El tema del licor era muy delicado hasta el punto que uno de los cargueros, Fabio Lezcano le tenía miedo al doctor Germán, pues le sentía el tufo. Y el sin pensarlo dos veces lo echaría.

A mí me costa cuando me mandaban a comprar media de aguardiente, yo con solo 15 años, la ingresaba a la sacristía de la catedral y en cuestión de segundos se la tomaban los cargueros.

El Doctor Germán prohibió esto y se realizó algo diferente, que con la complicidad de Belisario Ortiz, el diacono de la catedral, se tomaban una copita de vino (no sé si del consagrado) y durante la procesión no se tomaba nada, pero al terminar se reunían en una tertulia todos los cargueros en la casa del doctor a tomar guandolo, comer empanadas y tomar aguardiente, esta práctica se repite todos los años con esta nueva generación de cargueros.

Una tarde de jueves santo se produjo un aguacero tipo tempestad, el viento huracanado movía las pesadas puertas de la catedral. Ya todo estaba listo para salir, pero nadie se atrevía, el doctor Germán miro la imagen y dio la orden de salir. Dijo: “El vera si se va a dejar caer”. Salieron al atrio y la tempestad cesó.

Retomamos el tema

Mi historia de Nazareno empezó desde muy joven, desde los 13 años acompañaba a mi papá a todo lo que compete con el tema del anda y la imagen para la procesión, el bajar al Cristo del altar, ubicarlo con las otras imágenes y por la noche llevarle la horquilla, pues los cables de la electricidad eran muy bajos y el cristo se tenía que bajar a los brazos durante muchas tramos del recorrido y lo primero que suelta el carguero es la horquilla. Ese era mi trabajo, levantarla del piso.

Uno de mis grandes sueños era algún día dar el hombro, es decir, crecer y no pasarse del hombro de mi papá, porque si quedaba bajito no tendría el barrote y si me pasaba mucho tampoco. En el año de 1997 tuve la dicha de prestar servicio militar en la policía en Santa Fe de Antioquia, era auxiliar bachiller de turismo y durante la Semana Santa mi tarea era tomar fotografías para los informes del comando de policía, pero ese año como todos los años me fui acompañando a mi padre el jueves santo en la noche. Mi papá Leopoldo tenía un problema en la rodilla, con sus 59 años de edad ya se sentía cansado por el peso del Cristo. No se podía marchar la imagen y era muy complicado el carguío.

Para esta época el paso era mucho más pesado porque se había mandado hacer un anda en madera de cedro amargo color vino tinto y dorado con el carpintero y mayordomo de mi padre Jesús, don Diego Rivera en el año 1993, después de haberlo pensado 10 años atrás por fin la llevaron a feliz término. Ya con diez cargueros y con un peso promedio a la media tonelada. Ese jueves santo ya a punto de terminar la procesión faltaba el ultimo reto que es subir las escalas de la catedral, el peso se duplica y el cansancio también, yo estaba a su lado y él me dice que le meta la mano al barrote, yo inmediatamente estuve atento pero mi sorpresa fue que se salió del barrote para subir las escalas, ese noche sentí el peso y entendí que era una prueba que me puso para saber si podía con el paso y seguir con la tradición, que pasa de generación en generación. Al llegar al atrio el tomó el puesto y no moduló palabra, nadie lo notó y terminó la procesión.

Al otro día pedí permiso para poder cargar el santo sepulcro, es más liviano pero era mi iniciación como carguero y aun no cumplía los 18 años. Esa noche mi papa me acompañó y me aconsejó. Al año siguiente, el 3 de abril muere de un infarto, semanas antes de la Semana Santa, con todo el dolor del caso asumí el reto y reclame mi puesto para cumplir con la tarea de ser Nazareno y tener mi propio barrote en el paso más significativo de la semana mayor, el Cristo del Calvario.

Todos los jueves en la mañana tenemos varias tareas. Una es bajar el anda que se encuentra guardada en la sacristía de la chinca para llevarla hacia la catedral, luego instalar al Cristo a San Juan y la Virgen, luego se decora con las flores y velones, todo es con el equipo de nazarenos del Cristo, pues también debemos ir por el Santo Sepulcro al museo y tenerlo listo para el viernes santo. Los capirotes y túnicas los guarda la familia Herrón, porque debemos estar cerca de las seis de tarde para ir por las cosas y tomar la tradicional copa de vino. Estando ya en la catedral se debe mojar las almohadillas para evitar la fricción en el momento del carguío, el señor arzobispo adopto una costumbre de hacer una oración frente a la imagen con toda la cofradía del Cristo antes de salir a desfilar con el paso.

Es muy emocionante ver toda la ciudad agolpada en las calles esperando que salga la imagen clave del jueves santo. Es muy imponente y el miserere que lo acompaña realza este paso.

Después de tener puesta la túnica, se organizan detalles en algunos casos se miden de nuevo los hombros por si necesita otra almohadilla o si algún carguero cambiara de puesto. La familia es fundamental, siempre están presentes para acompañarnos como alumbrantes o simplemente ser parte de esta hermosa cofradía del Cristo.

Siempre en un completo silencio se aguarda mientras salen los otros pasos del templo de Jesús Nazareno y de Santa Bárbara. En la catedral solo está la Cena, quien encabeza la procesión con sus 16 cargueros, detrás aguarda la virgen de la amargura paso traído por don Darío Valenzuela desde España. Un poco más atrás nuestro paso y por último la Virgen de la Soledad de la Catedral.

Se está acercando la hora se ve el humo del paso de mi Padre Jesús y el sonido del trombón, por entre la multitud bien encachacado el amigo Álvaro Rivera, mayordomo del paso del pueblo.

La cena sale con una explosión de colorido de sus capas y su monumental anda que parece como si temblara el piso.

La virgen de Darío siempre impecable, parece como si el tiempo se detuviera y siempre con su atuendo y cantidad de velas y flores exactamente igual como todos los años.

Ya casi es nuestro turno, ya monseñor nos reunió e hizo una oración por el buen desempeño de la faena que nos espera y ruega por el eterno descanso de los que hicieron parte de esta cofradía. El padre nuestro es la oración final y ya todo está listo para enfrentar esta tradición.

Se ve la bandera de la custodia levantada, los alumbrantes y las autoridades en desfile y yo desde mi barrote en la parte de atrás como quien maneja un barco pendiente a la orden para levantar.

Al “HOMBRO” al escuchar esa voz todos los dolores preocupaciones y cosas banales de la vida desaparecen, llevamos a cuestas un símbolo cristiano, una tradición y toda una responsabilidad. El toque del martillo para iniciar la marcha siempre con el pie izquierdo para que la imagen dé la sensación que está levitando, como bailando y mostrando que la espera de los espectadores afuera habría valido la pena… La catedral cuenta con unas lámparas que cuelgan del techo, las cuales por solo un centímetro no tocan la cruz y sus grandes puertas dejan salir ajustadamente el paso.

La imagen se posiciona en el atrio mirando hacia la sapera y espera a que sea su turno para continuar su marcha, más o menos 20 minutos queda horquillado. Saúl Lastra vive orgulloso de sus hijos y nietos que siguen con la tradición a sus 91 años de edad. Recuerda que Monseñor Francisco Cristóbal Toro ordenaba que adelante o atrás las desahumadora, porque ahogaban los cargueros con el humo. El doctor German Herrón le dijo a Saúl que estaba en la sastrería ¿vas a cargar hoy? Y el sin pensarlo dos veces lo cargo por 27 años.

En la actualidad son muy pocas las desahumadoras del Cristo, pero lo hacen con mucha devoción, ya que no solo son las señoras de edad sino las jóvenes, como en mi caso,  mi esposa desde hace más de 10 años lo hace.

Ya retomamos y nos esperan más de 2 horas de llevar a hombros estas maravillosas piezas españolas y colombianas. En el año 2014 Paso un echo irregular, al estar la imagen al frente del almacén suyo el San Juan decidió desprenderse y caer al piso, afortunadamente nadie salió maltratado, solo un golpe en la cabeza a Guillermo Cano, Hijo del historiador Samuel de J. Cano, quien carga adelante. El San Juan se guardó y se continuó con la procesión, ese año el tríptico se convirtió en dúo, al año siguiente se restauró y pudo seguir desfilando el pequeño San Juan.

Durante la calle del medio es una relativa calma, pues la calle y su inclinación equilibra las cargas pero solo hasta llegar al hotel mariscal, porque el viento que baja del llano de Bolívar, por el callejón de la escuela, es impresionante y hace que el paso se incline hacia adelante hasta voltear a la calle mocha, pues las condiciones cambian. Los cables de energía son nuestros enemigos, los huecos y esa calle empedrada que lastima los pies, pues las cotizas ya empiezan a ceder.

Por ser tan alto el paso se requiere de alguien que alce las cuerdas. Antes era un señor que lo apodaban Aguacate quien era el que llevaba la vara. Ahora un joven apodado Vetina es quien celosamente ayuda en este trabajo.

Llegamos a la fuente de agua y se observa la catedral, ya la cena dio el recorrido y está en el atrio esperándonos. Ya casi llegamos pero aun falta, cada media cuadra se descansa y esa voz de al hombro se escucha constantemente. La gente volcada en las calles, en silencio ven pasar el paso, el flash de los celulares y las señoras persignándose mientras los tres músicos dan sus mejores notas y los señores del miserere pareciera que nunca descansaran. Cada quien tiene su sacrificio personal durante esta procesión.

Listo terminamos y estamos al frente de la catedral, solo faltan las escalas… 10 escalones que parecen eternos, por mi mente solo tengo el recuerdo de mi padre, solo me lo imagino a mi lado y le doy gracias a Dios por todos los favores y bendiciones recibidas.

El cristo se gira en la puerta principal y espera a que pase la virgen de los angelitos para marchar y crear esta hermosa postal de estos imponentes pasos, se da el último grito de al hombro y se ingresa a la catedral por la puerta derecha, pero se invierten los hombros para que ingrese de espalda hasta donde se encuentran los burros donde se posa el paso. Ya todo terminó, pero para los nazarenos sigue el encuentro en la casa del doctor German, allí está el guandolo, la empana y el aguardiente para hablar de los mismos temas de cada año: ¿cómo te fue? ¿Estaba más pesado? ¿Cómo quedaron las flores? El otro año hacemos esto y lo otro…

Al otro día muy temprano se repite todo, se organizan las imágenes, se guarda el anda etc…

Ya el viernes santo es otro cuento distinto.

La experiencia de ser Nazareno es toda una pasión, un montón de sentimientos, fe y  un grado de espiritualidad que solo lo siente cada Nazareno en el corazón.

Leonardo Alcaraz Sepulveda

Miembro de Numero